¿Qué tienen en común el famoso detective de Sir Arthur Conan Doyle: Sherlock Holmes, y el descendiente directo del Sabueso de San Humberto: El basset hound?
Así a priori, no mucho, uno es un prestigioso detective y el otro un adorable perro. El primero de origen británico, el segundo de origen francés.
Pues bien, aunque este último tiene sus primeras raíces en Francia, no fue hasta 1866 donde se popularizó su cría ya en tierras inglesas, donde actualmente es considerada la raza más maravillosa e inusual.
Quizás en este último párrafo empecemos a ver ciertas similitudes, los dos gozan de gran fama en el territorio británico.
Y no sólo Sherlock es conocido por sus dotes deductivas, también se dice del basset que tiene un desarrollado instinto, por lo que si en el reino animal existieran las profesiones, el basset sería sin duda, detective, policía,(como en la Americana serie de televisión Los Dukes de Hazzard )o investigador privado.
Como su nombre indica es un “enano cazador”, por su tamaño y perseverancia para ir tras la pista. Por eso muchas veces se le representa con sombrero de caza y lupa, he aquí más similitudes.
A Holmes también se le representa así, aunque no desde su inicio, el sombrero fue una incorporación del ilustrador del The Strand Magazine, Sidney Paget. Pero lo cierto es que todos lo reconocemos así, con su pipa, su gabardina y su sombrero de tweed.
La realidad es que el estilo anglosajón está de rabiosa actualidad, puede que tenga que ver con que el año pasado estrenaron una película sobre el famoso detective.
Por el motivo que sea, en tiendas muy comunes ya puedes ver chaquetas de tweed, coderas e ilustraciones de Snoopy vestido de Sherlock Holmes. Así que pronto aparecerá como icono para los más atrevidos su famoso sombrero.
Y yo me pregunto: si todo lo inglés, el liberty, las coderas, el tweed están tan de moda, ¿será el momento de agenciarse con un basset para estar a la última?.
…“Con orejas que limpian el rocío de la mañana, rodillas torcidas y papadas como toros de Tesalia. Lentos en la caza pero con bocas como campanas”… (William Shakespeare).
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